¿Por qué en Hungría se dimite y en España no?
El podcast de Francisco Marhuenda - En podcast av La Razón

La razón es muy sencilla. La ética política no existe en nuestro país. La izquierda política y mediática tiene en la diana al primer ministro húngaro, Viktor Orban, porque lo consideran un ultraderechista, fascista, aliado de Putin y no se cuantas cosas más, pero no hay duda de que en ese país los políticos asumen la responsabilidad de sus actos. La presidenta de Hungría, Katalin Novák, ha dimitido tras cometer el error de indultar a un hombre implicado en abusos sexuales a menores. En España se aprobó la chapucera ley del solo sí es sí y no dimitió nadie. No solo eso, sino que sus impulsoras se sintieron muy orgullosas y culparon a los jueces y fiscales por no interpretar adecuadamente el espíritu de la ley. La ignorancia es una mala consejera y debían de pensar que los juristas han de actuar como brujos, chamanes o augures. Fue un proyecto de ley de un Gobierno presidido por Sánchez. Por tanto, un acto colegiado y no solo de las ministras de Podemos. El bloque de izquierdas en las Cortes se encargó de aprobarla con el aplauso de los medios de comunicación afines, pero resultó que favorecía a pederastas, violadores y acosadores sexuales.